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¿Se nos rompió la Transformación Digital de tanto usarla?

Sin lugar a dudas, "transformación digital" se ha convertido en un comodín utilizado en prácticamente cualquier contexto en el que se aplique una tecnología más o menos novedosa. Sin embargo, incorporar nuevas tecnologías a una empresa no implica necesariamente un proceso de transformación digital. Es más, pocas veces es así.

Tony Saldanha, autor del libro Why Digital Transformations Fail ya aseguraba en 2018 que "el término ha sido utilizado por cada profesional de marketing de TI que vende cualquier cosa, desde una actualización por correo electrónico hasta inteligencia artificial".

"En todo el mundo, las organizaciones están gastando alrededor de un billón de dólares al año en transformación digital", dice Saldanha, pero “el setenta por ciento de esas transformaciones fallan. En mi opinión esto está sucediendo porque el lenguaje impide que los propietarios de empresas y del sector público establezcan el objetivo final correcto”. El término transformación digital “crea una falsa sensación de seguridad”, ya que la amplitud del término impide que las empresas describan su estrategia, y sus éxitos y fracasos, con precisión, por lo que finalmente “el liderazgo equipara los éxitos anecdóticos y las pequeñas ganancias con lo que es esencialmente una amenaza existencial para su organización. Entonces, el lenguaje es parte del problema”.

La transformación digital reconstruye las dinámicas de las organizaciones para adaptarlas a las necesidades del presente y del futuro, y modifica sus procesos internos diseñando una nueva cultura empresarial.

Si tenemos en cuenta esta definición, lo que habitualmente se nombra como “transformación digital” no es más que aplicar nuevas tecnologías sin abordar en profundidad los problemas de las organizaciones. Es como dar de comer a una oruga simplemente para hacerla más grande (y más gorda).

Este enfoque, más que un proceso de transformación digital debe ser considerado como un proceso de digitalización, algo que nuestra industria lleva practicando décadas, y que si bien resulta beneficioso y puede reportar mejoras en todos los aspectos empresariales, no tiene ni remotamente la misma capacidad de crear nuevas ventajas competitivas sostenibles en el tiempo.

Los procesos de transformación digital se apoyan en tecnología pero no son únicamente la implantación de tecnología. Los procesos de transformación digital son fundamentalmente la redefinición de los modelos de negocio, junto con los procesos, la cultura y las organizaciones que los soportan, apoyándose para ello en tecnologías con capacidad de disrumpirlos.

Digital Metamorphosis

Dado la transformación digital implica un cambio sustancial en los procesos empresariales apoyándonos en la tecnología, el término que mejor describe el proceso es la Metamorfosis Digital: No se trata de engordar la oruga, se trata de convertirla en una mariposa.

Este término no es nuevo, ya lo propuso John Hitch: “pasar por una metamorfosis implica que la compañía se da cuenta de sus deficiencias siendo una oruga, como ser demasiado lento y mordisquear siempre la misma vieja hoja. A menudo es un proceso laborioso e intensivo en recursos, pero que da como resultado nuevas habilidades”.

No podemos estar más de acuerdo.

 

Become the change

En 1914 en Estados Unidos había unas 4.600 empresas dedicadas a la fabricación y reparación de carruajes. A principios de los años 20 quedaban unas 150 en todo el país.

Una de las compañías que no sobrevivió fue la John Stephenson Company, que por aquel entonces contaba con más de 80 años de historia. En el momento de su colapso tenía unas 20 patentes salidas de su taller/departamento de I+D, y habían lanzado nuevos productos de éxito como los carruajes urbanos sobre raíles.

Hoy en día, cada cierto tiempo aparecen rankings de las mayores empresas por cotización en bolsa o por facturación, y nos sorprendemos de la cantidad de compañías que desaparecen de los rankings o incluso del mercado cada década. Seguro que todas ellas tenían grandes departamentos de I+D.

Entonces, si el problema no está en la innovación, ¿dónde está? La diferencia, generalmente, se basa en el enfoque: No es lo mismo ser innovador en tu modelo de negocio actual, que ser innovador en nuevos modelos de negocio. Habitualmente, las empresas desaparecen por no saber adaptarse a los cambios.

La John Stephenson Company no subo adaptarse a la segunda revolución industrial. Hoy estamos inmersos en la cuarta revolución industrial. El cambio está sucediendo, independientemente de que lo asumamos o no. Incluso la metamorfosis va más allá de aceptar este cambio:

Las empresas deben convertirse en el cambio.